viernes, 14 de junio de 2013

Niños con dependencias



Foto: guiadepadres.com

 

 ESAS COSTUMBRES: ¿CÓMO SE LAS QUITO?

 

 

Por: Eira Y. Canales
eira@casiano.com

Si tu pequeño no suelta el bobo, osito de peluche o frisita de dormir, no te asustes, puede estar pasando por una etapa normal o por lo que los expertos llaman el proceso de permanencia de objeto, conductas que, incluso, pueden ser saludables en su desarrollo. 

Los psicólogos aseguran que muchas de estas costumbres, por lo general, son más introducidas por los adultos, que necesarias para los niños. Por ejemplo, el bobo se usa más en la cultura latina, en comparación con otras culturas, durante los primeros meses de vida del infante. Mientras que en otras culturas su uso es irrelevante o nulo.

Para el psicólogo clínico, Enrique F. Gelpí Merheb, Ph.D., quien cuenta con una especialidad en niños y adolescentes, asegura que lo más importante durante esta etapa, es la relación afectiva y de seguridad que le proporcionen las personas que los cuidan y que están alrededor de ellos. “El bobo puede ser una herramienta de ayuda para no depender tanto de mamá y papá al principio, pero, luego de unos meses hay que tratar de eliminar su uso”. 

Tal vez te preguntes por qué tu niño se aferré a estos objetos, la razón es que tanto el uso del bobo, la frisita, como el osito de peluche, normalmente van atar al niño con esa persona significativa de algún modo y esto le proporcionar seguridad en el ambiente en que se encuentra. A muchos padres le preocupa que pueda ser negativo para su hijo. No obstante, Gelpí Merheb, reconoce que esto es algo relativo. 

“Si tienen un niño o niña funcional, que duerme toda la noche, y no demuestra una dependencia exagerada, no está mal que tenga su frisita o peluche. Tengo historias de adultos que todavía tienen una almohada o sabana  favorita y son personas funcionales, la dificultad estriba en si se convierte en un problema o no. Entre las posibles dificultades que puede desarrollar el apego mencionó: No querer salir de casa si no es con la frazada. O si está en otro lugar y no tiene su juguete o frisita, no pueda dormir o tenga pesadillas. 

“Si la falta de este objeto causa disfunción, habrá entonces, que trabajar alrededor de eso con un profesional de la salud mental. Pero todo va depender del nivel de dependencia que manifieste hacia estos objetos. Es posible que lo que está ocurriendo sea que no sepa manejar la separación, y esto le causa miedo o ansiedad”, aclaró. 

Explica el galeno, que para manejar la situación lo ideal es hacerle entender al niño que aunque no vea su objeto favorito de modo de temporero, cuando regrese de la escuela o salga a dar un paseo, el objeto va estar ahí. Y de igual manera, ocurre con mamá y papá van estar en casa esperándole cuando regrese. “En los casos, donde  hay problemas con la parte afectiva, dificultades entre pareja o conflictos en cuanto a cómo el ambiente que le rodea le responde al niño, aumenta el riesgo de que se convierta en algo más que una dependencia o que  forme parte del proceso de permanencia de objetos. En este caso, se transforma en una dificultad porque el pequeño depende y disfunciona por ese objeto”.

Para diferenciar si es una conducta normal o exagerada, el psicólogo  recomienda que se use como una estrategia básica, el diálogo directo y honesto con el niño. Una vez  surja la conversación, si sigue teniendo problemas debes consultar a un profesional, para saber si se trata de una frustración, ansiedad, o si la situación se debe a que tiene problemas manejando las relaciones interpersonales con sus amiguitos en la escuela. Pero la mayor parte de las veces estas conductas se van de la misma manera que aparecen, con el tiempo y un poco de apoyo, desaparecen.

Aunque no hay una edad específica para que esto ocurra, mayormente esta conducta se manifiesta durante los primeros años de vida hasta los ocho o nueve añitos. Pero igual, hay adolescente que duermen con su osito de peluche favorito y son totalmente funcionales y su nivel de apego no es un issue debatible ni cuestionable. Por tanto, debes manéjalo con mucha paciencia y amor.



Consejos:

-Conversa con tu hijo sobre la situación.

-Tómalo como algo normal dentro del proceso de desarrollo.

-Si lo ves como un proceso natural, de la misma manera lo vas a poder manejar y solucionar.

-Hazle entender que ya es más grande y por eso va hacer una transición de dejar ese objeto.  ¡Apela a su etapa de desarrollo! Ej. “Cuando cumplas años, lo tenemos que guardar”. No le digas que es momento de botar el objeto.

-Jamás lo amenaces con decirle a sus amiguitos o utilices la violencia.

- Por ningún motivo lo debes ridiculizar, castigar, pegar ni humillar.



*Nota: El psicólogo clínico con especialidad en niño y adolescentes, Enrique F. Gelpí Merheb, realiza práctica privada en San Jorge Children’s Hospital y dirige el Programa Proparents Seminars el cual ofrece talleres y adiestramientos a padres, maestros y profesionales en el manejo de la conducta de los niños. Para citas llama al (787)726-0184. Para los seminarios comunícate al (787)645-1781.

















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