miércoles, 5 de enero de 2011

Disciplina con amor


Algunos padres piensan que hasta que le pegan o le gritan al niño, no dejará de hacer lo que está mal. En esos casos, ocurre una modificación de conducta a la inversa porque el niño sabe que hasta que le griten o le peguen, puede seguir haciendo lo que quiera y lo que le gusta.

Aunque mucha gente piensa en disciplina como método de castigo, lo cierto es que tiene que ver con buenas estructuras y secuencias. La clave está en desarrollar conductas positivas en los niños, ya sea con ternura, con mucho juego, con comunicación y tacto, y con un tono de voz apropiado a la vez que se responde de una forma balanceada a las demandas del niño.

Los niños pequeños siempre van a medir los límites de todo porque esa es la naturaleza de los seres humanos. Lógicamente los niños quieren descubrir su entorno, por lo que van a querer tocar lo que hay arriba de la mesa, treparse por la barandita de la cuna, subirse al sofá y tratar de llegar hasta donde está el juguete que le gusta.

El niño debe conocer las normas y métodos de disciplina según su conducta. Sólo así aprenderá a asumir las consecuencias, buenas o malas, de sus actos. Una de las maneras más poderosas para modificar la conducta es el aprendizaje por asociación. Cuando se adopta una conducta, se asocia a una consecuencia. Si la consecuencia es positiva, normalmente esa conducta se va a repetir. Si la consecuencia es negativa, la conducta no se repetirá.

De otra parte, hay que entender que el lenguaje de los niños es limitado, por eso, suelen expresar su inconformidad a través de los gritos, el llanto y las negativas que muchas veces se convierten en un método de manipular. Es sumamente normal y esperado que los niños actúen así cuando algo no les sale como ellos quieren.

Los niños nacen con unos rasgos de temperamento y con una forma de ser, cada uno es único. Es deber de los padres evaluar cómo su hijo reacciona a su entorno, cómo resuelve problemas y se enfrenta a las distintas situaciones desde que es bebé. Debe entenderse que los padres no están para cambiar al hijo, si no que pueden ayudarles a modificar algunas conductas para que luego esto les ayude a ser ciudadanos felices.

Cuando el comportamiento comienza a meter al niño en problemas o no le permite funcionar adecuadamente en algun área de su vida, se debe sospechar que algo anda mal y hay que consultarlo con su pediatra.


Adaptación por: Karla Toledo

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