miércoles, 5 de junio de 2013

Juqueaos con la tecnología


Foto: ninosfelicesyseguros.com




Eira Y. Canales Cosme
Agenda para Mamá


Los padres tienen la responsabilidad de adaptarse al mundo de la inmediatez en que viven los jóvenes. Pero también deben  entender cuán perjudicial puede ser pasar tiempos irregulados en internet, delante del monitor, hablando por celular  o utilizando los videojuegos.

¿Está tu hijo largas horas en internet y cuando le dices que es momento de apagar la computadora monta una garata? ¿Cuándo está en la casa o sale a visitar un pariente pasa la mayor parte del tiempo pegado a su celular? ¿Mientras pasean en el auto no deja ni un segundo de usar su DS? ¡Alerta! Puede ser que esté en  peligro de caer en  una adición a la tecnología.


Aunque es una conducta muy usual, incluso, en  preadolescentes  de 9 a 12 años, estudios demuestran que tienen una mayor predisposición a sufrir riesgo los grupos de adolescentes entre 15 y 17 años.  No obstante, uno de los principales interrogantes para  poder remediar la situación, es que aún no hay unas guías oficiales para determinar hasta dónde llega el uso saludable de estas nuevas tecnologías.


La sicóloga clínica especialista en niños y adolescentes Ruth Y. Muñiz Oquendo, Psy.D., indicó que es importante evaluar el nivel de madurez y la etapa de desarrollo en que se encuentra el niño. Todo en exceso no es adecuado. Hay que crear un balance de las actividades a realizar.  Es decir, que el niño/joven entienda que hay tiempo para estudiar, practicar algún deporte, aprender a bailar y cumplir con las tareas domésticas. 


“Primero que todo deben adoptar una regla de oro: la supervisión y el balance. El padre tiene que establecer las estructuras necesarias para el manejo de la tecnología.  A su vez, el niño debe saber cuáles son las consecuencias claras, de violentar esas estructuras. También  hay  que enseñarles a usarlos, no como juguetes, sino como instrumentos con los que la familia recibe un servicio. Por ejemplo: que se use para hacer una labor colaborativa y social, no aislante”, destacó la experta. 


Para esto la sicóloga propone colocar la computadora en un área común y ponerle sillas alrededor. De este modo, la familia puede sentarse a comunicarse con los  familiares que están fuera del país, crear un álbum de fotos familiares, buscar destinos ideales para ir a vacacional y seleccionar sitios de internet educativos propios para las edades de sus hijos. Así los padres y hermanos se involucran en la actividad.


En cuanto a las redes sociales, como Facebook, Twitter, Myspace,  entre otras, advirtió que la tecnología  no debe utilizarse como una niñera electrónica que entretiene al niño para que no moleste a los padres. “Porque, qué pasa, se empieza a crear un distanciamiento entre los miembros de la familia, donde cada uno se van al cuarto con su aparato electrónico y no hay comunicación o interacción entre ellos. Si no se fomenta la comunicación desde la niñez temprana, los padres no tendrán la comunicación tan deseada durante la adolescencia. Los padres se tienen que interesar en las actividades de su hijo, involucrarse en esas actividades, para que sus hijos tengan la confianza más adelante decirle quienes son o no sus amigos”, explica.

La profesional en salud metal, emitió que los progenitores tienen que estar atentos a qué tipo de fotos e información suben y exponen sus niños, porque muchas veces no tienen la madurez suficiente para discernir y exponen datos personales como: su dirección personal, teléfono, u otros que pudieran ponerlo en peligro de caer en manos de un depredador sexual por ejemplo. Esta confianza se puede lograr a través del diálogo y la comprensión.
Otro efecto adverso que pudiera tener el uso excesivo de la tecnología es que al comenzar a experimentar una interacción virtual, se limita a no tener una interacción social y crean una visión distorsionada de lo que es una interacción personal adecuada.


Recientemente en  uno de los principales rotativos del País el sicólogo clínico especializado en niños y adolescentes Enrique Gelpí Merheb, Ph.D., manifestó que  para determinar los efectos que tendrán estos aparatos en los niños y adolescentes es importante analizar no solo el tipo de tecnología  o juego que prefiere, sino el tiempo que se les dedica a estos. El experto aseguró que hay dos variables: el tiempo que se le dedica y el efecto emocional y conductual que pueda tener. “El hecho de que sea un juego pro social y positivo quita del medio la variable del riesgo que tenga un contenido inapropiado, pero todavía está la variable de la cantidad de tiempo que el niño se expone a él. Porque puede ser chévere, puede bueno, pero si pasa seis horas al día jugando, la adicción sería la misma”, citó el diario. 


Esta adicción a los videojuegos afecta a personas de todas las edades, que juegan sin apenas descanso hasta 16 horas diarias, y acaban perdiendo el contacto con sus amigos y familiares, descuidando sus responsabilidades, su mente y su  cuerpo. Los síntomas de abstinencia son los típicos de la privación de cualquier droga: depresión, ansiedad, náuseas, miedo, irritabilidad e incluso comportamiento violento.


Con respecto al uso del teléfono celular, Ruth Y. Muñiz Oquendo, indicó que eso  va depender del nivel de madurez del niño. Hay niños de 9 años súper maduros como hay algunos jóvenes de 17 años con un rezago de inteligencia emocional bien grande. “Hay que evaluar el uso que se le va dar. Si es porque mamá y papá trabajan muchas horas y necesitan saber si ya lo fueron a recoger a la escuela o está bien. O si la única razón para  tener un celular es porque todos los compañeros en la escuela tienen uno”, subrayo.


Muñiz Oquendo añadió que “En términos de celular hay que establecer un presupuesto, porque no todos son tarifas ilimitadas. Y un adolescente puede mandar alrededor de unos 34 textos en menos de una hora. Es necesario que vean que tener un celular es un privilegio, no es un deber como el de suplir las necesidades básicas que son comida, techo, ropa y  estudios. En el caso de que el teléfono afecte su progreso académico, por pasar más tiempo en el celular que estudiando, también hay que regularle el uso”. 

Recuerda que el integrar la tecnología en la juventud facilita el acceso a información favorable y valiosa. La tecnología hace más atractiva la hora de estudiar, facilita la comprensión en los niños con problemas de aprendizaje, ayuda a agrandar las letras y provee programas que hacen las asignaturas mucho más amenas. Estamos viviendo en una generación que todo está al alcance de la mano con  la tecnología. Por lo tanto, no debes declararle la guerra a la tecnología, sino utilizarla a su favor. 


Es fundamental que los padres se interesen en la tecnología y utilicen ese conocimiento de los jóvenes para que  sean ellos los que les enseñen y sean sus maestros, ellos se van a sentir importantes y ustedes como padres van a conocer y saber el lenguaje que ellos utilizan.

RECOMENDACIONES

 
-Evita colocar televisores, computadoras o el teléfono celular en el cuarto. De este modo, te aseguras que tu hijo no se desvele usando alguno de estos aparatos.

- Observa su conducta, definitivamente si se vuelve irritable y agresivo cuando le tratas de estructurar el tiempo cuando usa sus videojuegos, habla por celular o usa el internet, puede que esté en riesgo de caer en una adicción.

- Estipula horarios a la semana para regular el uso de la computadora, el celular y los videojuegos. Una a dos horas es suficiente. Pero es importante distinguir si el uso que se le va dar es para recreación o para hacer una asignación. Durante el fin de semana, se puede ser un poco más flexible.

-Es necesario que la familia realice actividades de interacción social. Uno de los efectos adverso que tiene el uso excesivo de la tecnología es que al comenzar a experimentar una interacción virtual, el niño o joven se limita a no tener una interacción social, y crea una visión distorsionada de lo que es una interacción personal adecuada. 


Ruth Muñiz Oquendo, Ph.D., es doctora en sicología clínica con especialidad en niños y adolescentes y tiene su práctica  privada en Condado. Para citas llama al (939) 642-4273.

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