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Foto: www.nosotros2.comUn amor tapiz entre la madre y su criatura |
Desde ese instante en que salió y puso en funcionamiento sus pulmones, y al ser colocado sobre tu pecho todavía húmedo de aquello que fue su mar, a cada momento tú y ese ser humano nuevo que es a la vez tú, van a ir tejiendo entre ambos, experiencia tras experiencia, un hermosa pieza que cuenta las crónicas de un amor.
Cuando hablamos de apego, a lo que nos referimos es a ese estrecho vínculo afectivo que se forma entre el niño y su madre (en la mayoría de los casos, si no, al cuidador primario que le toque). Se trata de una relación emocional perdurable con una persona en específico. Es un vínculo que produce seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer. Y la pérdida, la amenaza o la idea de que puede terminar producirá una inmensa ansiedad.
Y es de experiencia en experiencia que se
forma este vínculo. Tan solo con tomar al pequeño en las manos, mecerlo,
cantarle, alimentarlo, mirarlo con amor, abrazarlo, besarlo, acariciarlo, irle
informando el amor que le profesas según el lenguaje que vaya aprendiendo, día
a día verás formarse así un telar que jamás desmerecerá. Ah, y papá no está fuera de la ecuación.
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