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Cómo terminar con esta molesta costumbre
Si bien es cierto que la costumbre de chuparse el dedo se da con
anterioridad al nacimiento como han mostrado infinidad de imágenes ecográficas,
y es parte de ese instinto que tiene que ver con alimentarse, también lo es que
a la hora de ya tener todos sus dientitos, esto puede hacerle gran daño a la
formación de su sonrisa.
La actitud de los padres es muy importante. Y es que el problema no es sólo de tu hijo, sino que también es tanto tuyo como de tu pareja. No se arreglará el problema sacándole el dedo de la boca ni diciéndole repetida y monótonamente: "deja de chuparte el dedo, que pareces un bebé". No lo ridiculices nunca ni le quites mérito. Le cuesta mucho abandonar un hábito que le da seguridad y bienestar. Piensa como él y ponte en su situación.
Valora y motiva cualquier pequeña colaboración por su parte con halagos,
pequeñas sorpresas. Es de gran ayuda visualizar en un gráfico todos estos
éxitos. Para ello podemos utilizar cartulinas de colores en las que anotaremos
el objetivo que deseamos alcanzar y los días de la semana. Podemos señalar los
logros pegando en la casilla diaria personajes populares infantiles, caras
dibujadas o coronas de campeón. Este material debería prepararse con su hijo y
dejarle elegir los elementos que desea utilizar para el control de su conducta.
Establece
previamente con tu hijo qué recompensa obtendrá si consigue controlar su
conducta al menos en 10 ocasiones: ir a casa de un amigo a jugar o a dormir, ir
al cine, ir a casa de los abuelos, comprar algún juguete que le ilusione.
Para conseguir
cambiar su conducta, debes empezar con pequeños objetivos que le deparen
grandes éxitos. Por ejemplo: dile que controle la succión del pulgar sólo
cuando está jugando. Cuando consiga dominar esto, anímale a controlarse cuando
ve la tele. Y así paulatinamente hasta conseguir que duerma sin chuparse el
dedo. Para iniciar este último objetivo le puedes explicar un cuento, o ponerle
música mientras coge el sueño. La distracción es un buen aliado en algunos
momentos.
Aunque se chupen
el dedo en casa no es frecuente que también lo hagan en la escuela. En el caso
de que esto ocurra, explica a los maestros qué sistema sigues de corrección en
casa. Así ellos podrán ser consecuentes con tus objetivos y continuar con la
misma metodología.
A los niños más
mayorcitos les avergüenza continuar con este hábito. A menudo no son bien
aceptados por sus compañeros. Quieren dejarlo, pero no saben cómo hacerlo. Háblalo
con sus maestros y trabájalo conjuntamente. En ningún caso debe ser
ridiculizado delante de sus compañeros.
Cuando ya tiene cuatro
años o más puede comprender una explicación clara y sencilla. Puedes explicarle
que esa costumbre le puede hacer daño a sus dientitos.
No es buen momento
empezar el cambio de conducta cuando tu pequeño atraviesa algún momento
delicado como puede ser el inicio escolar, el nacimiento de un hermano, etc. Es
importante tenerlo en cuenta para empezar con suficiente tiempo de antelación o
posponerlo prudentemente.
Trucos caserosPuedes recurrir al fluido amargo que venden en las farmacias (también válido para los niños que se muerden las uñas). Explícale que es una manera de recordarle (nada de castigo por chuparse el dedo) que no debe meterse el dedo en la boca.
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