miércoles, 17 de julio de 2013

Autoestima



Redacción Agenda para Mamá





Promueve una autoestima positiva  



Los padres son quienes sentarán las bases de la autoestima de sus hijos. Comenzar desde el nacimiento a proveer el ambiente idóneo para su desarrollo, en gran medida, ayudará a que tu hijo despunte como una persona feliz y segura de sí.


La autoestima es la percepción y las expectativas que tiene sobre sí una persona. También, la forma en que las personas significativas en su vida piensan de esta y la perciben. Mientras más se acerque la percepción de una persona a lo que quisiera ser, mayor va a ser su estima propia.


El valor propio de una persona va surgiendo desde muy temprano, de la interacción entre sus cualidades innatas y las influencias de su medioambiente. A medida que un niño va creciendo, las respuestas que obtiene a sus necesidades y deseos reforzarán o herirán su confianza y seguridad. Visualizarse positivamente será de gran importancia para sus logros, relaciones sociales y equilibrio emocional a lo largo de su vida. También, les dará las herramientas para reconocer sus debilidades y, a pesar de ellas, sentirse capaz de alcanzar lo que se propone.


Para tener una buena autoestima
La autoestima se alimenta de los distintos sentimientos que se tienen hacia una variedad de aspectos existenciales. Para una autoestima saludable, es necesario tener un sentido de:

  • Seguridad: No lo invade la incertidumbre cuando piensa sobre su vida y su futuro.
  • Pertenencia: Se siente aceptado y querido por sufamilia primeramente, así como por el resto de las personas con quienes se relaciona en los distintos ámbitos.
  • Propósito: Tiene metas que le dan dirección. De lo contrario, podría sentirse aburrido y carente de sentido en la vida.
  • Orgullo: La confianza le ayuda a sentirse capaz de superar los retos y a reconocer que el esfuerzo que invierte rinde resultados.
  • Confianza: Necesita saber que cumples las promesas que le haces, que lo apoyas y que crees en él. Esto lo hará confiar en las personas.
  • Responsabilidad: La oportunidad de demostrar lo que es capaz de hacer sin la necesidad de ser vigilado constantemente demuestra que tienes fe en él.
  • Contribución: Saber que tiene algo que aportar y que él cuenta lo ayuda a valorarse y a comprometerse con actividades que lo trascienden.
  • Decisión: Siente que tiene influencia y control sobre los asuntos que considera importantes. Las decisiones que se le permita tomar deben ser acordes con su edad.
  • Autodisciplina y autocontrol: A medida que va adquiriendo independencia, necesita saber que es capaz de razonar, resolver problemas y considerar las consecuencias de sus acciones.
  • Incentivo, apoyo y recompensa: No solo es necesario que realice acciones, sino que reciba reconocimiento y respuestas positivas por ellas de parte tuya. Aunque no logre lo propuesto, premia su esfuerzo.
  • Aceptar los errores: Necesita sentirse cómodo y no derrotado cuando falla o comete errores. Enséñale que son un aspecto normal de la vida y anímalo a aprender de estos.
  • Autoestima familiar: La percepción que tiene la familia de sí misma afecta la autovaloración de sus individuos. La solidaridad entre sus miembros (la ayuda y el apoyo que se brindan) es de suma importancia.



Indicadores de que algo no está bien

Tu hijo puede mostrar indicios de una baja autoestima. Debes estar atenta a las siguientes señales en su conducta. Pueden ser respuestas cotidianas al mundo que lo rodea o surgir solo en ocasiones específicas, pero podrían representar un problema si se convierten en un patrón.

  • Tu hijo rechaza una tarea o un reto sin siquiera tratar.
  • Desiste de un juego tan pronto surge la primera señal de frustración.
  • Hace trampa o miente cuando cree que va a perder.
  • Muestra señales de regresión, tales como actuar de forma infantil o muy tonta.
  • Se vuelve controlador, autoritario o inflexible.
  • Inventa excusas o minimiza el valor de ciertos eventos para desviar la atención de sus fallos a otras causas (“El maestro es estúpido” o “No me gusta el baloncesto de todos modos”).
  • Ha perdido su interés por algunas actividades o sus notas de la escuela han empeorado.
  • Se retrae socialmente, por lo que pierde el contacto con sus amistades.
  • Cambia mucho de ánimo, va de la tristeza al enojo, al silencio.
  • Hace comentarios rigurosos de autocrítica.
  • No acepta fácilmente los elogios ni las críticas.
  • Se preocupa mucho sobre la opinión que tienen los demás sobre él.
  • La influencia negativa que tienen sus amistades sobre él es demasiado fuerte y adopta conductas indeseables.
  • Te ayuda en extremo en los quehaceres del hogar o no ayuda en lo absoluto.



Tú debes ayudarle

Es necesario consultar con su pediatra u otro profesional si sospechas que tu hijo tiene problemas con su autoestima. Si ambos llegan a la conclusión de que es así, deberás revisar los componentes que se describen en el recuadro y ver cómo se aplican a su entorno para saber qué cambios necesitas hacer. Toma la iniciativa con pasos positivos y reconoce que, dada tu influencia, puedes convertirte en una pieza clave para que tu hijo recupere su estima.



Algunas sugerencias son:

  • Pasa tiempo con tu retoño. Encuentra actividades que puedan hacer juntos y que le ayuden a sentirse exitoso a la vez que se divierte.
  • Trátale como una persona importante. Lo es. Anímale a que se exprese, sin emitir juicios; acepta sus sentimientos; y respétale.
  • Siempre que sea posible, permite que tome decisiones y asuma responsabilidades. Demuéstrale que confías en él o ella.
  • Crea lazos familiares cercanos y hazle sentir que contribuye a estos.
  • Anímale a que participe en actividades de servicio a los demás para fortalecer su sentido de comunidad, esto le ayudará a crecer como ser humano.
  • No le confíes ni lo involucres en las tensiones matrimoniales o en otros temas de adultos.
  • Enséñale a elogiarse. Debe sentir orgullo de sus logros.
  • Dile cuánto le amas. Aunque con las acciones a menudo se lo demuestras, también necesita escucharlo.



La información de este artículo se tomó del libro Caring for Your School-Age Child: Ages 5 to 12, de la Academia Americana de Pediatría.



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