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Cómo ayudar a tu pequeño a conciliar un buen sueño
En
la próxima edición vamos a abundar sobre cuán importante para la salud es la
consecución de un sueño satisfactorio, en el que el cuerpo haya descansado.
Pero si en alguien deseas la mayor salud posible es en tu pequeñito.
Así
que aquí te damos ciertos consejos, a fin de que tu criatura visite ese país de
los sueños y regrese descansadito, nuevo, listo para volver al mundo de los
ojos abiertos.
Un horario regular
El reloj biológico de tu pequeño depende en gran medida de sus ciclos
sueño-vigilia. Si estableces una hora concreta para ir a dormir y despertarse,
es como si “dieras cuerda” a ese reloj, por lo que funcionará con mayor
precisión. Intenta que se duerma en poco tiempo a partir de que lo acuestes.
La siesta
Este periodo de sueño es por demás importante, en tanto para el niño es
necesario un descanso intermedio. Cuando al niño se le priva de esto, se puede
ver claramente cómo su ánimo va decayendo y dándose ese estado de alerta
cansado que tan detrimental es para su estado mental llamado “la morriña”.
Además, aunque parezca contradictorio, una buena siesta puede ayudar a un
satisfactorio sueño nocturno.
Un entorno agradable
El lugar donde tu hijo duerme es una de las más importantes claves para
un mejor sueño. Asegúrate de que el matrecito es confortable, no va a sufrir ni
de frío ni de calor, el pijama es agradable y la habitación es acogedora,
silenciosa, tranquila. Parte de esto es que su pañal no le sea muy apretado, pero
a la vez que garantice que no habrá filtraciones que creen incomodidad.
Alimentación correcta
La comida puede ser una “ficha de tranque” sobre la capacidad de dormir
de tu pequeño. Los alimentos ricos en hidratos de carbono tienen un efecto
calmante en el cuerpo, mientras que las comidas con alto contenido de proteínas
o azúcares simples incrementan el estado de alerta, especialmente si se toman
solas. Algunas ideas de bocaditos para comer antes de irse a la cama son:
tostadas de pan integral con queso o mantequilla de cacahuete, cereales con
guineo, yogures o galletas bajas en azúcar.
RELAJACIÓn
Cuando se les “bajan las revoluciones”, garantizas una mejor capacidad
para dormir. A esto ayuda contar un
cuento, y por muy buenas razones. Un niño que está escuchando a su padre o
madre leer o explicar un cuento, tiende a permanecer inmóvil y concentrarse en
la historia. Esta silenciosa quietud le permitirá adormecerse más fácilmente.
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