martes, 11 de diciembre de 2012

Gemelos


Madre por partida múltiple

AgendaDigital
por Elizabeth Santiago Berríos

Ciertamente, la inmensa alegría que causa la noticia de un embarazo para una mujer deseosa de convertirse en madre adquiere otras dimensiones cuando le anuncian que se trata de uno múltiple.

Foto: julialetosa.es
La alegría se mezcla con una serie de interrogantes, inquietudes e incluso temor, pues necesariamente implica una mayor preparación y la espera se torna más compleja. La noticia no solo tiene un impacto a nivel emocional o psicológico, sino en el aspecto económico.

“Lo único que pensaba era: ‘¿Cómo lo voy a hacer!’”, exclamó Ivelisse Soto, al describir su reacción ante la noticia de que serían, no dos, como le habían indicado, sino tres los hijos que tendría.

Ivelisse no tuvo reparos en admitir lo difícil que ha sido y sigue siendo la experiencia, lo cual se evidenció a las 19 semanas de embarazo, tiempo desde el cual estuvo recluida en el hospital hasta el parto. Sin embargo, la franqueza que muestra al contar su historia está constantemente salpicada de satisfacción y mucho humor, características que sin duda la ayudan en la crianza de los trillizos, dos idénticos y uno fraterno.

Identificar recursos

Según esta madre primeriza, una de las primeras tareas que tienen que abordar los futuros padres es identificar los allegados que pueden prestarles ayuda, particularmente durante el primer año, que es el más difícil. Esto significó tener a su disposición a los padres de ambos, es decir, los abuelos de los niños.

“El primer año fue bien fuerte porque había que velarlos más. Ahora no hay que cargarlos tanto porque pueden caminar solos y se agarran de las manitas”, narró. A pesar de que matriculó a los niños en un centro de cuidado al año y medio, tuvo que posponer por tiempo indefinido el regreso a su empleo, pues es necesario llevarlos a distintas citas médicas, debido a algunas enfermedades que padecen, como el asma.

Por otro lado, para Glendaly Feliciano, quien es madre de cinco niños, entre estos, dos parejas de gemelos, la tarea ha sido mucho más ardua porque sus familiares viven lejos. Cuando los primeros gemelos tuvieron la edad requerida, los matriculó en un centro Head Start, y una de las abuelas ha ayudado con el cuidado de la segunda pareja.

Embarazo de alto riesgo

Foto: ngeespanol.com
Un embarazo múltiple es de alto riesgo. Por esta razón, las visitas al médico son más regulares. Por lo general, el riesgo más grande asociado con este tipo de embarazos es un parto prematuro o antes de las 37 semanas. Casi la mitad de los gemelos nace de forma prematura y este riesgo aumenta cuando se trata de un embarazo múltiple de orden superior, es decir, cuando se detectan más de dos fetos.

De igual forma, a mayor número de bebés en el útero, mayor la probabilidad de que sea un parto por cesárea. Este fue el caso de Ivelisse. Los esfuerzos de los encargados de su atención se concentraron más bien en atrasar lo más posible el parto, hasta que finalmente concibió a las 27 semanas.

Una vez tuvo a sus hijos, estos pasaron a la Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal. Además de la dificultad que ya suponía no tenerlos con ella una vez salió del hospital, Ivelisse tenía que viajar desde su residencia en Vega Baja a San Juan, aún en plena recuperación de la intervención quirúrgica, para lactar a sus hijos y, encima, quedarse en el área metropolitana hasta la tarde para la segunda visita.

Así estuvo durante tres meses, hasta que el último de sus hijos fue dado de alta. A partir de ese momento, cambió a la leche de fórmula, una distinta para cada bebé, debido a que no todos asimilaban la misma de forma favorable. Glendaly también lactó a los bebés durante los primeros tres meses.

Clave la rutina

Una de las interrogantes más comunes relacionadas con la crianza de hijos producto de un mismo embarazo es si hay una especie de acoplamiento o ajuste entre ellos en términos de los horarios en que requieren alimentos o dormir.

Para Ivelisse, este ajuste no se dio espontáneamente, sino que tuvo que establecer desde muy temprano una rutina que lograra tres propósitos principales: primero, satisfacer la necesidad de todos; segundo, que esas atenciones no se dieran de forma simultánea; y, por último, que no se traslaparan con otras. Esto fue particularmente efectivo para cuando requerían alimentación cada tres horas.

La joven madre sigue implementando esta rutina, pues, al tratarse de niños, lo emulan todo y, “si uno no está comiendo y está dando vueltas, los otros no comen”, dijo. Por esta razón, “cuando es hora de comer, tienen que sentarse los tres a la mesa y, cuando es hora de dormir, tengan o no sueño, tienen que irse los tres a la cama”. Otra práctica que fomentó fue acostarlos a las 7:00 p.m. Ahora que los niños tienen 2 años, la aumentó una hora, lo que le permite tiempo para compartir con su esposo cuando llega de trabajar.

De hecho, es consciente de que, a pesar de todo el tiempo que consume atender a los niños, estos no deben acaparar toda la atención de los padres y por ello considera esencial sacar momentos para compartir en pareja. “Tratamos por lo menos una vez al mes de salir en pareja. Hay que buscar la manera y el tiempo”, señaló.

Para Glendaly, lo más difícil fue precisamente establecer una rutina. “Es clave tener tolerancia, respirar, no entrar en pánico”, para poder manejar las reacciones en cadena que consideró son muy comunes en estas situaciones. “Lloraban a la vez, todos tenían hambre a la vez y, como comían más o menos a la misma hora, también hacían sus necesidades al mismo tiempo”.

 “Lo más importante es tener la casa organizada: tener los pañales en un lado, saber dónde están los zapatos, la ropa, las sábanas, para que, cuando los bañes, sea cuestión de ponerle la ropa a uno y seguir con el otro”, puntualizó Glendaly.

La individualidad y el cariño

Otra curiosidad que a menudo se tiene en cuanto a los hijos de embarazos múltiples es si hay grandes diferencias entre sus personalidades. Ivelisse explicó que, en el caso de sus hijos, estas diferencias son muy marcadas, tanto en los gustos como en el carácter: “A uno le gustan los camiones y los carros; a otro, las pelotas; y al otro, ver televisión, mientras que uno es cariñoso, otro es independiente; y el otro, travieso”.

“Cuando eran más pequeños, la interacción era más fácil, pero ahora surgen los celos y la competencia. Por eso, cojo a cada uno un ratito y le dedico tiempo a cada uno”, contó. De hecho, la individualidad es algo que promueve y enfatiza en la relación no solo entre padres e hijos, sino entre los demás familiares y los niños. “Se lo hice saber a toda la familia. No deben decir: ‘Llegaron los trillizos’, porque cada uno es un individuo”, dijo Ivelisse sobre Ricardo Andrés, Adrián José y José Arnaldo.

Glendaly, por su parte, ha fomentado el cariño entre ambas parejas de gemelos (de 1 año y 10 meses, y de 10 meses), así como entre unos y otros, y a la vez con su hermana mayor, quien tiene 4 años. “Los gemelos grandes se abrazan; si están llorando, se consuelan, se dan besos. Lo importante es lograr que se quieran mucho, que no haya una guerra de poder”, explicó.

En cuanto a la interacción de la niña mayor con sus hermanos menores, Glendaly comentó: “Ella es bien madura. A veces baja al nivel de ellos, trata de llorar como ellos, pero muy poco. Ella ayuda a buscar las cosas de ellos, les pone el bobo; si la botella está preparada, se las da; me ayuda a bañarlos”.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Mascota

Te presento a leoncito, una mascotita que nos encontramos hoy...pasa tu mouse o haz CLICK sobre él o pulsa la palabra MORE para que lo alimentes y por supuesto preséntaselo a tu tesorito!